Dr. Julio E. Selva Pallares

Órgano Informativo

EL BAZO

El bazo es el mayor órgano linfático. Es parenquimatoso, esponjoso, suave, aplanado, oblongo y color púrpura. Suele tener una longitud de 14 cm, una anchura de 10 cm y un grosor de 3,8 cm. Pesa entre 100 y 250 gramos, se sitúa en el hipocondrio izquierdo detrás del estómago. Se relaciona posteriormente con la 9°, 10° y la 11° costilla izquierda. Reposa sobre el ángulo izquierdo o esplénico del colon y hace contacto con el estómago así como con ell riñon izquierdo. En situaciones normales, el bazo no es palpable solo que esté agrandado o empujado hacia abajo.

El bazo desempeña diversas funciones:

Funciones inmunitarias.

Inmunidad humoral y celular: el bazo es sumamente importante en la inmunidad tanto humoral como celular. Los antígenos son filtrados desde la sangre circulante y se transportan a los centros germinales del órgano, donde se sintetizan anticuerpos (IgM). Además, es fundamental para la producción de opsoninas y propertina, que cobran importancia en la fagocitosis de las bacterias capsuladas.

Funciones hemáticas.

Hematopoyesis: durante la gestación, el bazo se caracteriza por ser un importante productor de eritrocitos en el feto. Sin embargo, en los adultos esta función desaparece reactivándose únicamente en los trastornos mieloproliferativos que merman la capacidad de la médula ósea para producir una cantidad suficiente.

Maduración y destrucción de los glóbulos rojos: en el bazo se produce el moldeo de los reticulocitos hasta que se forman discos bicóncavos, así como se produce la eliminación de los glóbulos rojos viejos, anómalos o que se encuentran en mal estado. Cuando por diferentes motivos, el bazo es extirpado, los eritrocitos anormales aparecen presentes en la sangre periférica; encontrándose entre ellos, dianocitos y otros elementos con inclusiones intracelulares. Es un lugar clave para el depósito de hierro y contiene en su interior una parte considerable de plaquetas y macrófagos disponibles para pasar al torrente sanguíneo en el momento que sea necesario.

La lista de enfermedades que pueden afectar al bazo es muy numerosa y pueden reducirse a tres:

1.- Esplenomegalia: Consiste en el aumento de tamaño del bazo. Es uno de los grandes signos patológicos, de origen muy diverso. Basándose en el mecanismo y en que se acompañe o no de aumento del tamaño de los ganglios linfáticos distinguimos:

a) Mecanismo de esplenomegalia y adenomegalias.

Proliferación reactiva de linfocitos y macrófagos en cuadros infecciosos o inflamatorios

Proliferación neoplásica o tumoral de linfocitos y macrófagos

Acúmulo de lípidos en macrófagos por la falta de enzimas específicos que permitan su eliminación, como en la enfermedad de Gaucher.

b) Mecanismo de esplenomegalia sin adenomegalias.

Hiperplasia del sistema de la fagocitosis en base al estímulo continuado para la fagocitosis, p.e. anemias hemolíticas y trombopenias autoinmunes.  Es un aumento funcional puesto que la esplenomegalia se deriva de la realización en exceso de una de sus funciones.

Desarrollo de focos de producción de células sanguíneas, bien compensadores en anemias hemolíticas como talasemias, o neoplásicos en síndromes mieloproliferativos.

Acúmulo de sangre, en el síndrome de hipertensión portal de las enfermedades hepáticas crónicas y cirrosis hepáticas.

Infiltración y acumulación de sustancia extrañas, como el amiloide en amiloidosis.

2.- Hiperesplenismo. Se conoce de este modo a la asociación de los siguientes hechos:

Disminución de las células sanguíneas, una o más.

Esplenomegalia, Medula ósea con celularidad normal o aumentada y Normalización tras la o extirpación del bazo.

Se deben excluir las anemias hemolíticas, leucopenias y trombocitopenias inmunológicas en las cuales los hematíes, leucocitos y plaquetas recubiertos por anticuerpos dirigidos contra estructuras propias son destruidos en un bazo normal.

3.- Hipoesplenismo. Consiste en la disminución o anulación de las funciones del bazo. Puede ocurrir tras su extirpación quirúrgica, por la existencia de múltiples infartos que prácticamente hagan desaparecer el tejido esplénico y por mecanismos desconocidos como en la enfermedad celiaca y en la colitis ulcerosa.

La enfermedad principal que da lugar al problema del bazo requiere de un tratamiento correcto y específico.

En ocasiones, el bazo puede llegar a ser el problema principal por su excesiva función o su gran tamaño y requerir un tratamiento que consiste habitualmente en su extirpación, bien de forma quirúrgica (cirugía clásica o laparoscópica) o bien mediante la embolización y supresión del riego sanguíneo esplénico que lleva a una disminución de su función. Raramente se puede recurrir a la irradiación del bazo para disminuir su tamaño y su función.

En caso de rotura del bazo la extirpación del órgano debe de realizarse en forma urgente.

No parece probable que se acuda al médico directamente sospechando una enfermedad del bazo pero si es frecuente que se acuda por una sintomatología diversa que permita el diagnóstico de una enfermedad que afecta al bazo y ello se demuestre en los estudios que se realicen dirigidos al diagnóstico.

Entonces, debe investigarse la existencia de afectación del bazo sobre la base de la sintomatología, los datos de laboratorio y gabinete y la frecuencia de dicha afectación en la enfermedad que se esté estudiando. Las diferentes enfermedades que pueden afectar al bazo pueden llevar al paciente a ser valorado y controlado por médicos especialistas diferentes, por ejemplo las hepatopatías crónicas deben ser valoradas por es gastroenterólogo, los linfomas y anemias hemolíticas por el hematólogo, el lupus eritematoso por el reumatólogo, el paludismo, leishmaniosis, bilharziosis, VIH por un infectólogo, etc


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